martes, 24 de febrero de 2009

Aimar

Por lo general, los spankers, los que les gusta dar azotes, se fijan al ver un video de spank en el chico que recibe los azotes y se supone que los spankees, los que nos gusta ser azotados, nos fijamos en el señor que los da. Probablemente el spanker ni se fijará en quien da los azotes ni le importará que no se vea su cara, algo que para mí es fundamental. Pero yo creo que del otro lado eso no es recíproco: los chicos azotados por lo general son muy guapos y también para los spankees, creo yo, es un placer verlos y tenemos nuestros favoritos.

Uno de los míos es este buen mozo estoniano que se hace llamar Aimar y que recibía severas palizas en los vídeos de una compañía que, si bien todavía funciona, ha disminuido mucho su actividad, British boys fetish club. El principal spanker por allí era un tal Margusta, que ahora trabaja para Sting pictures y que, aunque siempre con buen humor, zurraba a nuestro pobre Aimar hasta dejarlo sin aliento. Pero el chico es duro y lo aguanta bien. Ahí le teneis recibiendo lo suyo en un vídeo que el propio Margusta distribuyó en una lista de correo. Curiosamente, el propio Margusta me escribió la última vez que fui a Londres y me propuso quedar para calentarme el culete, pero el encuentro no se llegó a consumar. Que nadie dude que si lo hubiera conocido en persona le habría preguntado por Aimar.

lunes, 16 de febrero de 2009

El vicio inglés

Hoy un poco de literatura. Dejando aparte la ficción, el libro de ensayo que más se ha volcado en el tema de los azotes estudiándolo desde una perspectiva tanto sociológica como histórica y psicológica, es El vicio inglés, del hispanista Ian Gibson, que en España es conocido por haber escrito libros sobre García Lorca y toda la etapa de la guerra civil. Gibson es irlandés de origen pero se nacionalizó español hace ya unos cuantos años; si no me equivoco ahora vive en Madrid.

The English vice lo publicó en 1978 (aunque la edición española, El vicio inglés, es de 1980) y se puede calificar de libro político, o incluso de panfleto, si no se tratara de un libro bien escrito y no sonara tan despectivo lo de panfleto, cuya pretensión era apoyar la prohibición del castigo corporal en las escuelas, puesto que la vara no desapareció de los colegios de élite británicos hasta bien entrados los años 80. Para ello, Gibson da un montón de datos respecto al uso de los azotes en escuelas, en la vida familiar, en el ejército y en los prostíbulos.

Se trata de un libro paradójico, porque critica los castigos corporales pero dando un montón de detalles morbosos que difícilmente tienen interés para el lector no iniciado en el tema. ¿El autor es tan inocente que no se imagina qué público va a estar motivado para comprarse un libro de este estilo? Yo diría que juega un poco a nadar y guardar la ropa; sabe que el libro se lo van a comprar los amantes de los azotes y les da cantidad de detalles, pero salva las apariencias con su discurso serio a favor de la abolición de la vara en los colegios.

El libro puede satisfacer igualmente a los espankófilos homo y heterosexuales; a los primeros por toda su información acerca de la vara y el switch o haz de ramas en Eton y el resto de colegios británicos, casi siempre aplicada sobre los traseros de los chicos, y a los segundos por la información sobre pornografía y prostitución sadomasoquista centrada en los azotes, casi siempre dados a chicas. Otros clásicos del ensayo spanking, como el francés Elogio de la azotaina, en cambio, se vuelcan solamnete en las zurras heterosexuales.

El vicio inglés está descatalogado, por lo que sólo se puede adquirir vía Amazon, eBay o librerías de segunda mano. Si lo conseguís por un precio razonable, vale la pena.

martes, 10 de febrero de 2009

Rojo y calentito

Para que veais que hago caso de las peticiones de los lectores siempre que puedo, pongo algunas fotos mías más en las que podeis ver el resultado de la desobediencia cuando se está con un papi estricto. Una inclinado sobre el pupitre de clase, otra con el pijama bajado antes de irme a la cama, otra con las marcas de la zapatilla y otra en plena acción sobre las rodillas de papi. Que dura es la vida del traviesillo.




miércoles, 4 de febrero de 2009

Al calor de la chimenea

Llevo mucho tiempo sin actualizar el blog aparentemente, pero se debe en parte a que me he tenido que dedicar a volver a subir todos los vídeos que tenía enlazados en Youtube, porque los muy cabrones han dado de baja mi cuenta por incumplir sus normas. No entiendo por qué los vídeos de chicas azotadas (fragmentos de películas, igual que los míos) no incumplen esas normas, o por qué los de azotes a niños tampoco las incumplen, curiosamente. ¿Homofobia o sencillamente he tenido mala suerte y a un cristiano beato le ha dado por obsesionarse con mis vídeos y denunciarlos una y otra vez? En cualquier caso, es preocupante que Internet signifique el retorno de prácticas inquisitoriales como las denuncias anónimas. Y está la incomodidad para vosotros de no poder poner los vídeos a pantalla completa como en Youtube, pero que le vamos a hacer.

Pero bueno, de perdidos al río y, ya que me censuran de todas formas, pues no me voy a cortar en subir vídeos aquí. Eso sí, sin perjudicar a nadie. Este vídeo pertenece a la extinta productora francesa Tout pour la fessée, que distribuye ella misma gratuitamente su material ya que no les va a servir de más provecho comercial, y esto les honra. Aquí tenemos a un jovencito que se calienta simultáneamente con el fuego de la chimenea y con la mano y el martinete, un instrumento muy francés, de su papá. La película a la que pertenece este fragmento se llama diario íntimo, journal intime: