Por lo general, los spankers, los que les gusta dar azotes, se fijan al ver un video de spank en el chico que recibe los azotes y se supone que los spankees, los que nos gusta ser azotados, nos fijamos en el señor que los da. Probablemente el spanker ni se fijará en quien da los azotes ni le importará que no se vea su cara, algo que para mí es fundamental. Pero yo creo que del otro lado eso no es recíproco: los chicos azotados por lo general son muy guapos y también para los spankees, creo yo, es un placer verlos y tenemos nuestros favoritos.
Uno de los míos es este buen mozo estoniano que se hace llamar Aimar y que recibía severas palizas en los vídeos de una compañía que, si bien todavía funciona, ha disminuido mucho su actividad, British boys fetish club. El principal spanker por allí era un tal Margusta, que ahora trabaja para Sting pictures y que, aunque siempre con buen humor, zurraba a nuestro pobre Aimar hasta dejarlo sin aliento. Pero el chico es duro y lo aguanta bien. Ahí le teneis recibiendo lo suyo en un vídeo que el propio Margusta distribuyó en una lista de correo. Curiosamente, el propio Margusta me escribió la última vez que fui a Londres y me propuso quedar para calentarme el culete, pero el encuentro no se llegó a consumar. Que nadie dude que si lo hubiera conocido en persona le habría preguntado por Aimar.